Niñas, Internet y derechos: ¿prohibir para proteger?

Por: Estefanía Díaz

El 30 de junio, el Congreso de Aguascalientes aprobó una iniciativa que restringe el uso de celulares en escuelas de nivel básico y medio superior. Según la medida, los y las estudiantes deben entregar sus teléfonos al inicio del día y los recuperan al final de la jornada.

La propuesta busca proteger a niñas, niños y adolescentes ante la preocupación de que no siempre sabemos lo que consumen en redes sociales digitales. Este tipo de medidas ha generado debate: ¿realmente resuelven los retos a los que se enfrentan las infancias en el mundo digital?

En 2024, en México, el 80% de niñas y niños y el 95% de adolescentes usaron Internet, pasando en promedio cuatro horas y media conectados al día[1]. La evidencia científica muestra que un mayor uso puede incrementar riesgos —como el acceso a contenido inadecuado—, pero también amplía oportunidades significativas de aprendizaje, comunicación y participación.

Ahora bien, no todas las infancias tienen las mismas experiencias en Internet. Las niñas enfrentan riesgos específicos como el acoso y la violencia sexual en línea, vinculados a desigualdades de género que ya existen fuera del mundo digital.

Ante este panorama tan complejo, la pregunta debería ser: ¿cómo reducir los riesgos y, al mismo tiempo, ampliar las posibilidades de las niñas en el mundo digital?

Propongo cambiar el enfoque: no se trata solo de preguntarnos qué les hace Internet a las niñas, sino también qué hacen ellas con Internet. Comprender su relación cotidiana con lo digital —en la escuela, la familia y las amistades— nos permite ver que muchos de los daños más graves que enfrentan siguen ligados a realidades fuera de línea: pobreza, violencia y desigualdad de género. Si bien es cierto que Internet, en muchos casos, puede amplificar estas problemáticas.

Por ejemplo, las niñas sí viven violencia sexual digital, como recibir imágenes de contenido sexual sin consentimiento, pero en numerosos casos la violencia proviene de personas cercanas y también ocurre fuera de Internet.

Sin embargo, ante estos riesgos, ellas desarrollan formas de autocuidado: buscan apoyo de personas adultas de confianza y utilizan mecanismos de reporte en las mismas redes sociales digitales.

Proteger a las infancias en Internet es necesario, pero las medidas deben basarse en evidencia científica y colocar en el centro la voz de niñas y niños. Además, es fundamental atender las desigualdades y violencias que viven fuera de lo digital, porque garantizar sus derechos va mucho más allá de apagar una pantalla.


[1] Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares, 2024 (INEGI, 2025).

Estefanía Díaz

Actualmente soy estudiante del Doctorado en Estudios Socioculturales, en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Mis intereses de investigación giran en torno a las prácticas mediáticas y los derechos de las infancias y adolescencias, desde una perspectiva feminista.

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