
Por María Fernanda Alvarado Bautista
A los 21 años solo quería ser parte de una colectiva u organización civil local que me permitiera vivir y gestionar la defensa de los derechos de las mujeres y los feminismos, así que busqué y busqué lo que había en Aguascalientes, sin encontrar gran oferta, me topé con aún menos apertura para recibir colaboradoras. Por azares de los proyectos de servicio social disponibles para mi carrera, elegí a la que sentía como la correcta para hacer crecer mi espíritu en aquel momento. Inicie funciones en el Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSGA) en agosto del 2021, comencé en el área de Comunicación redactando reportajes, ensayos argumentativos y artículos de opinión, los cuales se publicaban en su medio de comunicación digital. Me pidieron que eligiera temas que me despertaran curiosidad y que de ahí eligiera referentas académicas, comunitarias o de la sociedad civil para entrevistar, me acuerdo que ilusionada hice una lista inmensa. Al principio no podía creer que algo que yo redactara y editara podría causar revuelo y conexión con otras (os) lectores, pero así fue, a partir de ahí descubrí que escribir es un medio ideal para dejar plasmadas mis ideas en este mundo y encontrar resonancia. Agradezco a aquellas periodistas, politólogas y primeras colaboradoras que confiaron y me vieron como una joven promesa, que me dieron luz en este transitar,… Mariana, Violeta, Adri, Sus, y Mona. Recuerdo que en la primera junta que tuve con ellas llegué nerviosa, esperando un típico ambiente de oficina, me topé con la agradable sorpresa de encontrar a mujeres genuinas, cálidas, con muchos tatuajes y perros. Extraordinarias defensoras y acompañantes a nivel nacional.
En mis primeros años ser parte de cada junta, marcha, manifestación o evento, me parecía súper anarquista y revolucionario, con entusiasmo sentía que finalmente estaba haciendo algo por mi ciudad. Debo confesar que poco a poco al notar la recepción intermitente de la población aguascalentense o los medios de comunicación, junto con las amenazas y censura del gobierno, mi espíritu se fue apagando también. Admiro bastante el de mis compañeras que por 11 años han sostenido al Observatorio. Comprendí que en un Estado como este las mujeres organizadas resisten desde la autogestión y sosteniéndose entre un pequeño grupo de colegas, amigas y familiares. Muchas veces poniendo en riesgo su seguridad y buscando por doquier recursos propios para hacer posible conferencias de prensa, protestas, encuentros o un sin fin de dinámicas que visibilicen y generen un intercambio de sentires comunitario.
Agradezco que a pesar de que por ratos me desaparecía nunca me soltaron, de hecho me permitieron tomar puestos cada vez con más relevancia, hasta llegar a ser co-coordinadora del área de Psicología, adentrarme a temas de logística y ligeramente de asesoría jurídica. Agradezco a las mujeres que acompañe como psicoterapeuta o desde el periodismo, lo que sé del trabajo con mujeres y perspectiva feminista y de género en las ciencias sociales lo aprendí ahí, además de mis referentas y asesoras antes mencionadas, caminando con otras grandes compañeras como Gina, Flor, Iván, Danya, Kevin, Kenia, Pame, Mich, Alondra, Cristy. Soy consciente que parte de lo que he logrado en cuanto a puestos laborales, intercambios culturales y estudios de profesionalización, es por mi paso e historial en el Observatorio durante tres años y medio, probablemente mi trayectoria académica y laboral seguirá teniéndolo como uno de sus primeros pilares. Todavía me cuesta clarificar si puedo nombrarme como activista, sin duda muchas de mis compañeras sí lo son. Agradezco sobre todo a Mariana por orientarme siempre desde la calidez y permitirme caminar con ellas a mi ritmo, sigo recurriendo a ella para clarificar el lugar que quiero ocupar en las ciencias sociales y hacia dónde volar.
Para mi no hay nadie en Aguascalientes que haga lo que hace el Observatorio en cuanto al acceso a la justicia para casos de desaparición forzada, defensa del territorio y derechos de las mujeres y población en vulnerabilidad. Muchas veces son las primeras en nombrarlo, escapan de lo mainstream o lo que está en tendencia. Confío en las fundadoras y las pioneras, sé que seguirán sosteniendo esta ciudad. Espero entusiasmada que nuevas mentes y voces continúen integrando al equipo, que quienes busquen un espacio de defensa y pertenencia intelectual y política resuenen en el Observatorio, tal como me sucedió a mi.
