No te olvidamos Marco Antonio ¡Hasta encontrarte!

Por: Florencia Escobedo/Observatorio Digital

El 23 de abril del 2018, Marco Antonio de la Torre Ramos, de 46 años, fue desaparecido en Aguascalientes. Desde entonces su familia no ha parado de buscarlo, esperando que su hermano, hijo y tío regrese a casa. Marco, al igual que una parte de su familia, se dedicaba a trabajar en la Feria Nacional de San Marcos, él era repartidor en la empresa «Vinos y Licores Alameda». El día que desapareció, salió a trabajar a bordo de una de las camionetas de la empresa, una Ford Courier, en color blanco. Durante las primeras horas de aquel lunes 23 de abril, su jornada laboral  transcurrió con aparente normalidad.

Marco y su hermana Claudia eran muy unidos y trabajaban en la misma empresa. Constantemente tenían comunicación. Claudia recuerda que siempre llamaba a su hermano para pedirle mercancía de la empresa, pero también para saber como estaba, ya que Marco manejaba dinero y eso le preocupaba, aquel día, Claudia se comunicó con él por última vez a las 5:06 pm.. Fue alrededor de las 8:00 pm que el jefe de ambos le preguntó a Claudia sobre el paradero de Marco, ya que hace algunas horas que no lo veía y no había podido comunicarse con él, no contestaba las llamadas.

“Desde ahí sientes el balde de agua fría, porque lo conozco bastante bien, yo se que él donde vaya, aunque esté manejando, te contesta, aunque sea para decirte que no puede hablar porque está manejando (…) al momento que me dice eso Juan (jefe), yo empiezo a marcarle y no me contestaba, desde ahí comenzó la búsqueda” relató Claudia.

Inmediatamente después de que la familia de Marco levantó la denuncia por desaparición, comenzó la búsqueda y barrido de la ciudad en estaciones de autobuses, carreteras, hospitales y en el SEMEFO. Su familia desde el día uno, se ha organizado para buscarlo, aunque la empresa donde laboraba Marco  se deslindó de la responsabilidad y dejó en completo abandono a la familia, a pesar de que a Marco lo desaparecieron durante su jornada laboral y a bordo de una camioneta de trabajo que pertenencía a la empresa, dicha camioneta fue encontrada abandonada en el fraccionamiento Libertad, en Aguascalientes.

Marco mide 1.66 m, pesa 85 kg, es de complexión robusta, tez morena, cara redonda, frente amplia, cabello largo y chino, ojos medianos rasgados café oscuro, nariz recta y mediana, mentón ovalado, boca mediana. Su dedo anular de la mano derecha está rígido y tiene dos cicatrices de cirugía de vesícula en el abdomen. Al momento de su desaparición, Marco vestía una playera morada tipo polo, pantalón beige y botas de trabajo color gris.

Durante todo el camino de búsqueda, la familia de Marco, así como muchas más, se ha tenido que enfrentar a la nula actuación de las autoridades, su carpeta al igual que muchas, se quedó archivada, sin que hasta al momento se tengan novedades sobre el caso. Aun así, Claudia y sus hermanas y hermanos continúan buscando a Marco, organizándose para hacer el trabajo que no hace el Estado.

“Nosotros llevábamos los reportes de donde hacíamos búsquedas, a los ministeriales encargados de la carpeta, mismos que ahora están detenidos por desaparición forzada. Lo único que hay en la carpeta, son las mismas cosas que nosotros en su momento aportamos, la carpeta sigue igual”. relató Claudia para el Observatorio Digital

Encontrando a otras familias, caminar en colectivo 

Como parte de su búsqueda, la familia fue buscando a otras familias que tuvieran a un ser querido desaparecido, alguien que comprendiera su situación. Fue así que las familias víctimas de desaparición forzada fueron conociéndose entre ellas y poco a poco, se juntaron y con el acompañamiento del Observatorio de Violencia Social y de Género de Aguascalientes, se conformó el Colectivo  Buscando  Personas  Verdad y  Justicia en el 2019. Para Claudia esto es y fue una parte crucial para convertirse en una mujer buscadora.

“Vas adquiriendo el conocimiento de cómo buscar, nosotros estuvimos en diversos cursos con criminólogos forenses, nos capacitamos para saber buscar en campo, nos comunicamos con colectivos de otros Estados y hacemos búsquedas, ya conformamos la Unión Regional de Búsqueda de Personas del Bajío, esto nos ha  abierto espacios” contó Claudia.

La injusticia, la falta de verdad y de acciones de parte de las autoridades, recaen sobre las familias buscadoras, que no olvidan a sus seres queridos y que a falta de respuesta, asumen el rol de investigadoras, se convierten en expertas y hasta acompañantes de otras familias que encuentran a las víctimas, compañía e información certera que la mismas autoridades desconocen, por incompetentes e indiferentes. Las familias que se organizan, así como los colectivos, se enfrentan al trauma y dolor de la ausencia, pero también al desgaste de llevar una vida de lucha, haciendo el trabajo del Estado. 

“Físicamente y emocionalmente hay días que uno aparentemente está bien, pero hay otros en que la moral está muy baja, sobre todo en algunas fechas, como las Navidades donde nos juntábamos todos, también los cumpleaños. Cuando se acerca la fecha en la que él desapareció nos pega mucho” comentó Claudia. 

Para muchas familias el estar dentro de un colectivo puede significar un proceso muy complicado, a  otras les llega a fortalecer, les hace entenderse mejor y encontrar un lugar donde pueden compartir, aprender y sobrellevar el dolor. En el caso de Claudia, hermana de Marco, reconoce ambas situaciones durante los años de búsqueda. 

“Hay mucha gente empática, lo agradezco, pero el contacto directo con personas que están en la misma situación que nosotras, nos fortalece más, nos ayuda a entender a las personas que se acercan y están mal, que lloran o están deprimidas, hasta en los corajes que hacemos todos, nos entendemos y nos abrazamos, saber que estamos en el mismo camino y que vamos a estar ahí (…) podemos llegar a tener conflictos entre nosotros como personas en el colectivo, sabemos que son en momentos de estrés, pero sabemos que podemos resolverlos hablando poco a poco, seguimos apoyándonos unos a otros dándonos voz”  

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