La crisis de ser recién graduada

Por: María Fernanda Alvarado

Las últimas semanas han estado llenas de introspección y un constante cuestionamiento: ¿qué sigue para mí?, ¿haber finalizado mi carrera me asegura tener autonomía económica y realización profesional? , ¿cuánto tiempo tardaré en encontrar un trabajo estable y de mi agrado?

Ser recién graduada te abruma, acabas de salir de la presión y rutina diaria de asistir a la universidad, terminar tus prácticas profesionales y todos los requisitos de titulación, llevar a cabo tu fiesta de graduación y darle un cierre a todos las aspiraciones y afectos que construiste junto con tu grupo. De un ritmo constante y cierto espacio seguro e identidad como universitaria, pases de golpe a una clase de limbo, un espacio en medio en el que ya no eres estudiante pero tampoco formas parte aún de una institución, organización o empresa. Muchas veces porque en las ofertas de trabajo no perciben a las y los recién egresados como suficientes para ocupar los puestos debido a que no tienen una extensa experiencia laboral, y como había escuchado muchas veces pero ahora las palabras me llegan mucho más, ¿cómo quieren que tenga experiencia si no nos da la oportunidad de entrar a un espacio laboral e ir formando esa experiencia? 

Las expectativas sociales pesan en estos días, te llenas de pensamientos irracionales sobre que hay un reloj presionandote en tiempo para conseguir ese puesto que sea coherente con tu formación y te haga sentir plena al menos por el momento. Haces planes sobre cuantos meses y años te tardarás en alcanzar un sueldo que te de completa independencia, en laborar específicamente en el área o especialidad que es de tu interés y no tengas que iniciar desde otras funciones que no te agradan del todo, en buscar frecuentemente diplomados, maestrías o doctorados que según lo que nos han prometido y enseñado en las universidades son la estrategia actual más eficiente para hacernos destacar entre los profesionistas y alcanzar los puestos y las becas que deseemos, pero hasta ahora es cuando reflexionas de lo costoso que es y que pareciera que nunca dejaremos de pasar de un grado a otro, es una cadena de posgrados y de una constante entrega de años y energía en la que nunca dejas de ser estudiante. Aunque claro que entiendo la funcionalidad de tomar posgrados continuamente y lo coherente que es con dar un servicio de calidad, pero también cuestiono porque se nos impone de inmediato, sobre todo a las carreras de sociales y humanidades. 

No puedo evitar traer a discusión como esta crisis de ser graduada también afecta de manera distinta a quienes somos profesionistas de las áreas sociales y humanas. Varias personas de otras ciencias desde los primeros semestres de su formación pudieron ingresar a puestos estables y bien remunerados en los que fueron haciéndose de experiencia y cierta seguridad para laborar ahí de forma indefinida, lo cual fue facilitado por los programas y enfoques de sus carreras, y sobre todo porque a nivel sociocultural las otras ciencias (económicas, de la salud, duras, etc.) aportan más al orden social que nuestras áreas de conocimiento, por lo que nuestro acceso a una remuneración digna es el doble de lenta y en caso de obtenerla es mucho menor que la de las y los otros profesionistas que no sean sociales. 

No se hasta cuando voy a dejar de sentirme así, espero que pronto, porque confío en mi potencial y las habilidades que ya poseo, pero aspiraría a que las estructuras socio culturales facilitaran el desenvolvimiento y autorrealización profesional de las y los profesionistas que acabamos de graduarnos, que estamos en la adultez joven y tenemos un continuo sentimiento de desesperanza por querer brillar pero no tener los espacios para hacerlo. 

Conversando con diversas colegas hemos coincidido en esta crisis, por lo que a continuación expreso algunas de sus subjetividades: 

María Guadalupe Ornelas, Lic. en Psicología: Meses antes de graduarme yo tenía la idea de que conseguir trabajo iba a ser “fácil” debido a la experiencia y contactos que tenía. Muchos de mis amigos egresados de otras carreras, me comentaban que aprovechara el descanso, que eventualmente llegaría el momento de trabajar y que incluso sería buena idea tomar unos meses de descanso, pero realmente esos comentarios solo me hacían pensar en que mientras más esperara, más difícil iba a ser integrarme al mundo laboral más tarde. Las oportunidades laborales para los recién graduados de Psicología creo que vienen de establecer relaciones con otros psicólogos que te ayuden a llegar a instituciones o clínicas donde te puedas desempeñar más.

Sigo sin encontrar hacia donde ir o cómo hacerlo,  sé que quiero hacer un posgrado en un par de años, por ahora intento vivir tranquila con la idea de que eventualmente encontraré trabajo y tratando de aprovechar las oportunidades de práctica que se me presentan.

Georgina Macías, Lic. en Comunicación e Información: Mi estado de ánimo en estos últimos meses se resume a incertidumbre, pese a tener intereses claros, resulta complicado definirse, siento como si fuera una segunda adolescencia con esa ansiedad de tener que elegir algo y que cada paso o decisión determinará el futuro. Muchas, pero lamentablemente el sistema laboral en México pareciera que te condena a la precariedad y la explotación, son pagos mínimos por trabajo de más de 8 horas, ¿Como enfrentar a esa realidad con mentalidad de estudiante saliendo de un mundo lleno de posibilidades? y de repente todo es frenado, y la idea de producir cada día te aliena más. 

Estoy segura que quiero estar de lado humano, en organizaciones, en colectivos, en la autogestión y de lado de los derechos humanos, es lo que realmente me hace sentir viva, todo un contexto cultural y una sociedad siempre me recalca que de eso no viviré, que necesito servir a un espacio gubernamental o privado para poder “vivir bien”, si vivir bien se trata de ocupar una casa blanca de inmobiliarias invasivas  y pasar 12 horas frente a una computadora, no se si quiero “vivir bien”. Un dilema existencial que acompaña la vida de cualquiera que ha salido de su carrera Universitaria, y un sistema adultocentrista que insiste en infantilizar nuestras conductas por no aceptar lo establecido. 

Galilea López, Lic. en Estudios del Arte y Gestión Cultural: Podría definirla cómo shockeante, un momento estaba presionada por la tesina y el proyecto cultural de titulación, al otro estaba entregando documentos para la burocracia universitaria y todos esos trámites tediosos. Fue mi graduación y hasta ese momento me encontré pensando en el desempleo como mi realidad, a pensar que el autoempleo es una opción o trabajar en algo fuera de mi área profesional. Pensar en una maestría es posible o en un diplomado, una vez más solo pensarlo ya que no tener empleo significa no poder costear lo demás. A veces pareciera que tu tiempo de adquirir experiencia laboral debió de haber sucedido entre materias, claro que sirven los proyectos de servicio social, las prácticas, pero no en el mundo laboral que quiere estructuras  cuadradas e inflexibles para las ciencias sociales, y más para las artes.

Aspiro a vivir de mi carrera, es curioso mi carrera tiene tantas vertientes y tantas ramas en las cuales laborar, muchas me apasionan y en algunas ya he incursionado. 

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