Por: Georgina Macías
Basta caminar una o dos cuadras en nuestros barrios y darnos cuenta que el trabajo “informal” es una manera común de obtener el sustento y una forma de vida para más de la mitad de la población en nuestro país. Este año 2023 entró en vigor el aumento del salario mínimo en un 20%, más 12 días de vacaciones al año, sin embargo este gran paso en la ley del trabajo y vacaciones dignas no alcanza para el 54.7% de mujeres que diariamente salen a las calles a poner sus negocios o abrir sus propios locales.
“Tengo 40 años haciendo este trabajo, le aprendí a mi papá de no descansar ni los días de fiesta. El único día que cierro son los domingos. Sí trabajo tengo dinero, si no trabajo, no tengo ingresos”.
Soraya Marqués
Soraya Marqués, es una mujer de 57 años de edad, su negocio es de cuadros y enmarcados “Trabajos artísticos” así tiene por nombre su local, ubicado en la zona centro de Aguascalientes. Heredó el oficio de su padre, al día de hoy sigue siendo su principal sustento y fue con lo que logró mantener a sus dos hijos.

Platicó que en las pasadas fiestas decembrinas ella no tuvo ni un día de descanso y que así es durante los 365 días del año, los domingos siendo la única excepción. Su jornada laboral oscila entre las ocho horas diarias. Soraya vive a unos cuantos minutos caminando de su negocio, lo que no le hace invertir tiempo o sumar sus gastos en transporte.
El trabajo “informal” es llamado así por no tener acceso a las prestaciones o derechos laborales, liquidación, pensión, vacaciones, horario laboral, etc. Y en los últimos años ha habido un aumento significativo en las mujeres. En el Estado de Aguascalientes de enero 2021 a marzo 2022 aumentó casi un 5% según una investigación realizada por México, ¿cómo vamos?.
Además, en el mismo documento realizado con datos del INEGI, menciona un incremento de 6.6 puntos porcentuales en la población en situación de pobreza laboral en la entidad, al pasar de 30.6% en 2020 a 37.2% en el pasado año.
Apenas era medio día en el centro de la ciudad, y mujeres en sus negocios se hacían notar entre las calles, algunas vendiendo frutas, bebidas, gorditas o tacos. Los alimentos es uno de los giros donde más encuentro los rostros de aquellas mujeres.
En varias ocasiones era imposible acercarme a preguntar, o interferir en sus actividades cotidianas, a la mayoría las observaba ocupadas, algunas con ayudantes y otras solas o incluso acompañadas de sus hijas e hijos pequeños, haciendo simultáneamente la preparación, la atención al cliente y el cobro.

Llegué a la Purísima, un barrio popular con uno de los mercados ambulantes más antiguos de la entidad, vi a la señora Ana, sentada en un banco de plástico en su puesto, por el horario la encontré desocupada y accedió a platicar.
Ana tiene 54 años tiene un puesto de tacos, tortas quesadillas y flautas, diariamente se levanta a las 6 am para prepararse, tiene casi 30 años dedicándose al comercio dentro del mercado ambulante de la Purísima, antes vendía diferentes frutas y desde siempre ha sido su principal ingreso para ella y en su momento para sus tres hijas, platicó que sus padres duraron 48 años vendiendo ahí mismo y al igual que Soraya fue un trabajo hereditario. Aseguró que la mayoría de las y los vendedores se conocen de años ya que cada puesto familiar ha pasado de generación en generación.

“En el tema del salario mínimo a veces me parece como una burla porque aumenta todas las cosas de la canasta básica y por ejemplo yo todo diciembre, me fue muy mal porque me enfermé, pero hay días que se compensan…”
Ana Lucia Ortiz vendedora ambulante del Tianguis de la Purísima de Aguascalientes.
A principios de este año la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) del Gobierno de México informó el aumento de un 20% en el salario mínimo pasando de 172,87 pesos a 207,44 pesos, además de 12 días obligatorios de vacaciones al año. Sin embargo, para más de la población del país, la apuesta de cada día sigue siendo una moneda al aire.
“Me preocupa bastante, he pensado en pagar yo mi propio seguro social”
Contó Graciela Ponce, mientras estaba por recoger su pequeño negocio de fuente de sodas, jugos, licuados, sándwiches y burritos, Kaktus Food, ubicado rumbo al oriente de la ciudad.
Desde hace nueve años, la señora Graciela Ponce de 51 años optó por tener su propio negocio ya que comentó al pasar por diferentes trabajos –pese a que estuvieran clasificados dentro del trabajo formal–, sus derechos laborales no le eran respetados y las jornadas de trabajo eran de 12 horas y sin días de descanso.
“Cuando me enfermo tengo que ir a pagar particular o similares, estaba pensando ir a comprar un seguro voluntario, apenas estoy investigando eso, yo padezco la presión y soy diabética por eso si tengo que tener un seguro”, expresó la señora Ana.
“Ni ISSSTE ni IMSS no estoy inscrita en nada”, dijo la señora Soraya.
La salud es una de las necesidad primordiales y un derecho fundamental para cualquier persona, Ana, Soraya y Graciela mostraron su preocupación en el tema de la salud ya que la contratación de seguros privados representan un costo alto y una inversión a largo plazo que no muchas pueden pagar, convirtiendo el acceso de la salud en un privilegio. Los riesgos que representa tener su propio negocio en México se traduce en la no garantía de los derechos humanos sumado a las horas extras de labores de cuidado que muchas mujeres tienen que cumplir al llegar a sus hogares.
¿Las mujeres tienen poca participación en el mercado laboral formal?
Si, la tasa de participación de los hombres es de 76.5%, mientras que la de las mujeres es 45.1%, dejando una brecha muy notable. Incluso la participación de las mujeres en México está por debajo de la media internacional (49%) según datos de la Organización Internacional del Trabajo.
Si bien es cierto que en los últimos años las mujeres han tenido mayor participación en el mundo laboral, la pobreza laboral sigue siendo un factor de desigualdad. Con pobreza laboral nos referimos cuando el sueldo no alcanza para la canasta básica ni los servicios básicos para una vida digna. Según el semáforo económico por cada 100 hombres en pobreza laboral, hay 111 mujeres. Este rango está en 29 estados de la república, siendo Aguascalientes parte de estas estadísticas.
“Estuve trabajando en una fábrica de operaria, las jornadas laborales eran bastante largas, eran de 12 horas y el pago no era tan bueno… He trabajado en muchos lugares, a lo mejor sí, cumpliría como unos cuatro o cinco años laborales donde tenía seguro social, desgraciadamente hay lugares de empleo formal donde no te dan Seguro Social y tampoco le respetan días de vacaciones… Incluso he llegado a tener dos empleos a la vez para poder solventar, porque no alcanza”, platico Graciela.

Los testimonios de Soraya, Ana y Graciela son muestra del deficiente sistema laboral de México que ha orillado a las mujeres a crear sus propias estrategias para solventar su economía.
“No es nada más por gusto, es por necesidad. A cierta edad ya no nos quieren en las grandes empresas, aunque estemos capacitadas…Yo tengo carrera técnica, soy Secretaría contable y tengo mucha experiencia pero como ya me gradué grande, ya no me quería ningún lado entonces, por miles de circunstancias no me queda otra opción y como yo somos muchísimas personas”, expresó Graciela.
Los obstáculos que representa para las mujeres acceder al mercado laboral contiene un componente sistémico que no permite que se incluyan con total libertad. Entre ello está la brecha salarial; por cada 100 pesos que recibe un hombre, las mujeres perciben solo 84 es decir para alcanzar la igualdad salarial, las mujeres tendrían que trabajar 5 días más al mes. Aunado a esto las labores domésticas y de cuidados continúan siendo asignados a las mujeres. Tras largas discusiones públicas y políticas ya existe un Sistema Nacional de Cuidados, no obstante el funcionamiento y la garantía de dicha reforma continúa en duda.
Algunas instituciones cuentan con programas y beneficios para los y las trabajadoras independientes sin embargo el trabajo informal continúa en aumento y en casi todo el país este rango es mayor para las mujeres. Las leyes laborales deben garantizar su aplicabilidad, pero sobre todo ser cuestionadas hacia quienes se dirigen y si realmente tendrá un efecto en la mayoría de la población.
