¿Por qué quiero usar una identidad cultural que no me pertenece?: El fenómeno de la Apropiación Cultural

Por: María Fernanda Alvarado Bautista

La apropiación cultural es un proceso en el que una cultura dominante -en raza y clase- que  no ha padecido discriminación y opresión por su posición socio-historica, se apropia de expresiones culturales de otra cultura que sí las ha vivido, y en muchas ocasiones ha sido  oprimida a partir de esas expresiones culturales. Para las comunidades que lo usan todos los días, esos son motivos para ser marginadas y discriminadas. Mientras que los opresores adquieren ingresos económicos y reconocimiento al comercializar estas producciones, y/o obtienen beneficios al autonombrarse como creadores intelectuales. 

A lo largo del texto expondré posturas que en un diálogo junto con Mitzi Herrera -Licenciada en Filosofía y cursando su Doctorado en Estudios e Intervención Feministas en San Cristóbal de las Casas con enfoque en las Teorías Descoloniales- buscamos visibilizar y traer a discusión. Desde su especialización, las condiciones para identificar la apropiación cultural son:

  1. No contribuir con ningún beneficio económico justo, o no retribuir a través de alguna otra forma consensuada- aunque no sea monetaria- al grupo originario. Es fundamental señalar que no necesariamente les interesa el dinero, ya que su perspectiva de progreso no se reduce a la tecnología o adquisición de capital.
  2. Vaciar de contenido cultural y político las producciones. 

“Los procesos dominantes siempre están acompañados de otras dinámicas y estructuras de poder. Cuando hablamos de apropiación tenemos que identificar todas las condiciones estructurales de sexo-género, clase y raza involucradas. La  violencia es estructural y nos atraviesa a todas las mujeres, cualquiera que sea nuestro mestizaje. Aunque la raza no existe en términos genéticos, sí existe en términos de organización jerárquica social. Los grupos sociales que suelen operar con apropiación son privilegiados y se encuentran arriba en las estructuras de poder”, añade.

¿Cómo se presenta en México? ¿Necesitan ser salvadas?

Nacionalmente, uno de los tantos casos que se pueden traer a discusión es la práctica común y antigua de los bordados de Chiapas, donde se comparte al comprador desde cómo se tiñen los hilos. Este intercambio comercial es una forma de beneficiarse económicamente y perpetuar las prácticas tradicionales y artísticas.

No obstante, como ya es conocido, están siendo opacadas por la inserción de los mercados de Bangladesh e India, por empresas multinacionales como Inditex con tiendas como Zara, así como por diseñadoras blanco mestizas que montan sus boutiques en las mismas localidades. 

Se ha puesto a debate, que con frecuencia las y los diseñadores blanco mestizos han elegido como mano de obra a grupos de bordadoras originarias. Aquí entra en discusión indagar en si a las integrantes del grupo originario, les gusta participar y encuentran una remuneración justa en este trabajo, lo cual se validaría. No es solo etiquetarlo desde el exterior como algo benéfico o no, es necesario que el posicionamiento venga desde las bordadoras. 

En Chiapas, varios grupos originarios están promulgando una ley del patrimonio cultural material para proteger sus producciones culturales, como lo son los bordados. Lo cual rompe con la mirada externa que tenemos de que están empobrecidas y necesitan de caridad o guía, son personas con capacidad de decisión, autogestivas y saben cómo defenderse y organizarse, no necesitan del fenómeno conocido “blanco salvador”.  Sin embargo, si es de rescatar la trascendencia de las mujeres organizadas, aún desde su posición de blanco mestizas, cuando reconocen su privilegio y tienen intereses de justicia social, pueden hacer mucho desde su posición. Un ejemplo son las organizaciones feministas que dan acompañamiento jurídico a los grupos originarios, como lo es Colectiva Cereza, quienes hacen defensa legal con perspectiva feminista. 

Su correlación con la gentrificación

Es conocido que San Cristóbal de las Casas, denominado pueblo mágico, tiene bastantes prácticas de apropiación, y está siendo habitada cada vez más por población extranjera, fenómeno que se ha denominado como gentrificación. En Chiapas la población suele ser proveniente de países como Argentina, Uruguay, Canadá y Estados Unidos de América. 

Esta nueva población -muchas veces expatriada, en busca de una ciudad más tranquila, y en todo caso barata y accesible- ha expresado muestras de apropiación de producciones artísticas locales sin darle crédito al país de origen. Simultáneamente, han aumentado los costos de vida de las y los ciudadanos que viven en esas localidades. Lo cual es injusto y desequilibrado teniendo en cuenta que la población extranjera tiene ingresos en dólares o monedas no tan devaluadas como la nuestra. En consecuencia de su llegada -la inflación y las múltiples crisis económicas- los precios de renta, transporte, alimentación y otros productos o servicios suben, el esfuerzo de las y los locales para cubrir sus necesidades es desgastante, como mexicanas y mexicanos no tenemos la misma capacidad adquisitiva que las y los extranjeros. 

Este año comunidades oaxaqueñas indígenas alzaron la voz en contra de la mercantilización y fetichización de la fiesta originaria conocida como Guelaguetza o Lunes del Cerro. Parte del origen de su protesta se debe a que el Estado de Oaxaca busca perpetuar la ilusión de un “pueblo mágico” y cumplir con el ideal del público extranjero, quienes son los principales visitantes y generan más ingresos. 

¿Existe una solución?

Una de las reflexiones que busco traer a discusión con este texto y a través de mi diálogo con Mitzi Herrera, es el preguntarnos: ¿Por qué lo queremos usar? ¿Por qué deseo usar una expresión cultural que no me pertenece? ¿Se trata de una moda, lo vi en redes sociales?

Es fundamental hacer una permanente revisión de cómo nos acercamos a expresiones culturales que no son las nuestras. Informarnos sobre el contexto socio histórico en el que fue construido, cuál fue y es su función, cómo las y los creadoras se entienden y representan en el mundo a través de sus prácticas. Además, solo usar aquello que los grupos originarios están compartiendo con un uso genérico, evitar utilizar creaciones exclusivas, o que son muestras de las resistencias que les hicieron poder enfrentar opresiones y violencias sistemáticas por generaciones.

“Existen límites culturales que no puedes pasar, me puedo hacer un turbante porque son prácticas que están presentes en muchas culturas como la italiana o las trabajadoras de la Segunda Guerra Mundial, es decir, no es propia exclusivamente de la cultura africana. Sin embargo, hay telas que son exclusivas para sus usos y están asociadas a su etnicidad, no puedes utilizarlas porque no es un disfraz, es una expresión cultural completa. Si yo me compro una tela genérica y hago un turbante es válido, pero no puedo usar una tela propia de una etnia. Otro caso es con las vendedoras de lana, quienes estructuran de cierta forma su rebozo porque tienen que cargar canastas pesadas, eso habla de su posición en su grupo originario, no lo puedo replicar. Muchas de esas mujeres sufren violencias por clase y fuera de su grupo étnico van a sufrir discriminación por raza, y si yo lo uso no estoy sufriendo discriminación y podría acercarse a ser una moda” comparte Mitzi Herrera. 

Otros ejemplos para visibilizar la apropiación a nivel internacional son las trenzas africanas utilizadas por celebridades, cuando en su origen se usaban como un peinado protector, ya que tenían registradas rutas de escape o guardaban semillas. Así como con el paño blanco que las mujeres eran obligadas a usar como símbolo de su esclavitud y como herramienta para domar su cabello, aunque algunas celebridades también lo usan sin hacer clara su razón, también ha sido retomada por artistas afrodescendientes como una visibilización de la historia de esclavitud que atraviesa a la diáspora africana. 

¿Qué es el extractivismo epistémico y cómo se relaciona?

Como último punto quiero señalar que como académicas y dentro del área de investigación científica también se puede cometer lo que se nombraría como extractivismo epistémico: extraer una construcción de conocimiento en torno a una cultura y explicarlo desde miradas occidentales y ajenas. La investigación se puede realizar pensando en visibilizar y llevar a otros espacios el conocimiento, trabajando de forma horizontal, siempre siendo críticas sobre cómo nombramos a partir de nuestro origen y privilegio. El reconocimiento del privilegio te da una plataforma distinta para abordar cómo nos acercamos y comprendemos la realidad desde la educación que hemos tenido, hasta el día de hoy el acceso a la educación es selectivo.

“Propongo que se hable sobre sus necesidades y deseos, a veces no es lo que una necesita, sino también lo que se quiere. Hacer un intercambio justo, que les puedes dar desde tu privilegio, como podría ser crear asociaciones autónomas, como las cooperativas de ginecología autogestiva”, finaliza Mitzi Herrera. 

Foto de portada: créditos a Revista Pueblos Mágicos.

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