
Por: Florencia Escobedo/ Observatorio Digital.
“Soy creadora escénica, productora, tallerista, madre, mujer, feminista y soy sobreviviente de violencia.”
Jessica Valenzuela es una mujer de 32 años, se dedica a hacer teatro desde el 2015, en la Colectiva Ramas y Raíces y teatro para niñas, niños y jóvenes desde el año 2021 con la Colectiva Semillas. Estudió la carrera de teatro en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Es originaria de Guanajuato, aunque vive en Aguascalientes desde el 2013.
“Mi relación con la corporalidad la puedo pensar en dos momentos, antes del 2017 solo era una mujer estudiante(..) me reconozco en ese entonces en un lugar de competencia”
Para Jessica, su cuerpo ha pasado por varias etapas que reconoce y que sin duda han tenido un impacto en ella, en su período como estudiante de teatro ella basaba su autoconcepción en los parámetros y estándares que se imponen por parte de quienes marcaban los cánones en lo académico.
En el 2017, Jessica había vivido violencia sexual y se encontraba en un proseso de denuncia este periodo marcó un antes y un despues en su vida , aunque fue un proceso que vivió acompañada y le permitió accionar asi como entender mejor la situacion por la que estaba pasando.
“Creo que fue un parteaguas importante este proceso de denuncia, de nombrarme y reconocerme como víctima y posterior todo el proceso consecuente y empezar a nombrarme como sobreviviente, ahí hay una conciencia diferente de colocarme en el mundo” compartió Jessica.
Ser una sobreviviente de violencia, hizo que se replanteará la manera en que realizaba teatro y de quienes quería acompañarse para hacerlo, pensando los procesos desde un espacio empático, un espacio de acción y reflexión constante de no violencia y escuchar todas las partes.
“Nosotras ya no nos tomamos en serio el teatro, nos tomamos en serio la vida”

En su trabajo con niñas, niños y niñes, para ella son importantes los cambios que viven los cuerpos en la etapa de la niñez donde se va construyendo la idea que tenemos de la corporalidad y la autonomía, lo necesario que es que las y los niños sean tratados como sujetos de derechos, empezando a respetar sus necesidades y decisiones, tan simples como ¿qué quieren comer? o ¿quien quieren que los cargue?
“Estamos hablando de un contexto donde hasta 1990 entra en vigor la convención después de que se ratifica por 20 países , donde se ratifican los derechos de las niñas y los niños (…) cuando hablamos de una comunicación entre dos personas independientemente de la edad ya no se trata de una cuestión de jerarquías” comentó Jessica.
Por último, Jessica mencionó lo importante de aprender a escuchar a los cuerpos así como respetarlos desde la niñez, entenderlos, nombrarlos, reconocer las etapas y trayectorias que les atraviesan y sobre todo poder hacerlo acompañadas.
