
Por: Florencia Escobedo/ Observatorio Digital
Rosario Torres es una mujer de 47 años de edad, originaria de la localidad de La Paz en el municipio de Ojuelos, Jalisco, trabajó en una maquiladora por más de 12 años en Aguascalientes. Ella ha resignificado su corporalidad, descubriendo su fuerza también como corredora, jefa de familia y madre de cinco hijas e hijos, sobreviviente de violencia feminicida; correr desde estas realidades ha significado la reivindicación de su vida como mujer.
Fue en marzo de 2021 cuando la necesidad de hacer algún tipo de deporte y dedicarse tiempo a sí misma creció, ella recuerda que al principio solía ponerse pequeñas metas como caminar largas distancias y de vez en cuando correr pequeños tramos.
Actualmente en un entrenamiento corre de 10 a 13 kilómetros, al principio su motivación era tener una buena salud, pero correr se convirtió en un reto personal y un espacio único, aunque recuerda que al principio el miedo era su mayor obstáculo.
«Para mí correr significa que a pesar de los años me he podido demostrar que yo puedo, cada que termino de correr le agradezco al universo y a la vida por permitirme seguir haciéndolo» comentó Rosario.
El pasado 30 de julio debutó en su primera carrera formal en la categoría de veteranos con una distancia de 5 kilómetros, la carrera tenía como propósito ayudar al hospital Psiquiátrico de Aguascalientes para recaudar dinero y visibilizar la importancia de la salud mental.
“A mis 47 años no había podido experimentar que era hacer ningún tipo de deporte (…) al principio era muy difícil y cansado pero me lo propuse y lo logré” compartió Rosario .
Al igual que muchas mujeres en México, Rosario es una sobreviviente de violencia por parte de su ex esposo con el cual tuvo una relación de 25 años donde sufrió violencia económica, física, psicológica y sexual.
La situación extrema de violencia la obligó a salir de su hogar debido a las amenazas de muerte, desde entonces el reconectar con su cuerpo ha sido un elemento sumamente importante para poder sanar y recuperar el autocuidado, por lo que ella lo ha nombrado como una «terapia».
«Me siento conectada con mi cuerpo, con sus desperfectos y todo, ¡amo mi cuerpo! Porque a pesar de haber dado cinco vidas, a pesar de haber sido maltratado, estar trabajando y deteriorado me siento orgullosa de él (…) He aprendido a valorar cada parte de él desde los pies a la cabeza, lo apapacho y lo escucho cuando necesita descansar» relató Rosario.
